Hoy es Yom Kippur, osease el día de la Expiación en la religión judía ( y no, no la practico). Hoy también cumpliría años Lennon. Hoy estoy casi completamente afónica debido a una racha de malos cuidados bronquiales, por lo que mi habla se ha mermado considerablemente con el respectivo aumento en mi escucha, interna y externa. Hoy también, pero hace 35 años, fue la guerra del Yom Kippur, donde pocos perdonaron y muchos muchos murieron. Sin embargo de eso no quiero hablar, escribir o lo que sea esto.. sino de la idea de un día dedicado enteramente para reflexionar sobre el perdón.
No es una fecha para anular compromisos o promesas, para omitir juramentos o decisiones, cualesquiera que est@s sean. No, no es el día del olvido, es el día del perdón. Y para perdonar se empieza con uno mismo. A diferencia del año nuevo practicado por suservilleta, en el año nuevo judío, además de hacer propósitos, se hace una expiación previa... se perdonan las ofensas de uno y de los demás, de corazón.
Hoy coincidieron diversos eventos que sin saberlo me llevaron a sentir más de cerca el acto del perdón, del perdón genuino, no de esas falaces disculpas que se obsequian como burdos símbolos de generosidad y nobleza de espítitu. Dentro de una terapia psicoanalítica como es mi caso, no es fácil dilucidar el límite entre el perdón y la evasión, el olvido, la indiferencia o la falsedad. Pienso ahora, ¿cuántas veces perdoné y me han perdonado sincera y absolutamente? No lo sé. Faltas he cometido, algunas de ellas graves, pero afortunadamente me he topado con gente (empezando por mis popsicles y Tontoide) que las supo perdonar de verdad, que las supo comprender en su contexto y dejarlas ir... a diferencia mía que muchas veces, cuando las creía disculpadas, caía en cuenta que sólo las olvidaba, las omitía para que no dolieran. Y así creía perdonar. Ahora veo que no es precisamente olvidarlas. Es saberlo, comprenderlo y decidirse por dejarlo ir.
Veo pues, que en el acto del perdón un factor esencial es la comprensión, que no el solapamiento. Es el saberse uno en el otro y aún así seres distintos. No sé del valor que tenga en el perdonado sino en lo requerido de parte del agraviado. Pienso ahora que este acto tiene un mucho de humano, humano en el mejor sentido, para ver(se) en el otro y finalmente elegir dejar ir las ofensas, apaciguar el corazón y de ser el caso, quedarse con lo rescatable.
El perdón finalmente, (según lo alcanzo a vislumbrar a mis flamantes 27 añotes) es una mera elección de entendimiento emebebida en un acto de fé...
se dice fácil ¿ahh?
Y sobre el Yom Kippur, me topé con esto que me gustó también:
Por permanecer en silencio cuando una sola voz hubiese hecho la diferencia,
Por cada instante en que nuestros temores nos han tornado rígidos e inaccesibles,
Por cada instante en que hemos actuado con ira sin justificación,
Por cada instante en que nuestra codicia nos ha cegado a las necesidades del prójimo,
Por el egoísmo que nos separa y aísla,
Por faltar a las amonestaciones del espíritu,
Por perder de vista nuestra unidad,
Por estos y por tantos otros actos, tanto evidentes como sutiles, que han reforzado la ilusión de la separación
Por esto y mmmmuchas cosas más (añadido mío):
Nos perdonamos a nosotros mismos y mutuamente; comenzamos nuevamente en amor.
Yyyyy no, no ando de Preacher ni nada por el estilo. Sólo que hoy (citando a Mafaldita), decidí sacar a pasear mi linda fé un ratito. No se me vaya a enclaustrar.
A veces.
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A veces, cuando me duermo tarde como hoy, abrazo a mi esposa por la barriga
y mi bebé me patea la mano. Me siente. Sabe que yo estoy ahí, y yo sé que
él es...
Hace 4 años
Ah, la fe y el amor. Se me aparecen cada vez menos fantasmagóricamente, hoy, una vez más, en tu entrada. Qué difícil es perdonar, cómo decía Soren K, es un salto mortal tanto la fe como el amor, y creo yo, que cuando llegamos al auténtico perdón, hubo un saltito mortal en el camino.
ResponderEliminarAh, la fe y el amor. Se me aparecen cada vez menos fantasmagóricamente, hoy, una vez más, en tu entrada. Qué difícil es perdonar, cómo decía Soren K, es un salto mortal tanto la fe como el amor, y creo yo, que cuando llegamos al auténtico perdón, hubo un saltito mortal en el camino.
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