Así que: mi mamá es una gran mamá, lo asevero.
Con el pasar de los años y tal vez con la breve, pero saludable distancia que ahora existe entre nosotras, lo confirmo y atesoro. Es alguien que estoy segura, nació para ser mamá, que ha disfrutado (en lo posible) cada una de las etapas de sus hijos y que ha hecho lo mejor que está en ella para no meter tanto la pata. Veo que eso de ser mamá es una cuestión de instinto, pero también de verdadera vocación, y a pesar de la inevitable connotación machista que conlleva el considerar la vocación de alguien el únicamente ser mamá, yo estoy segura que, en una gran parte, es lo de ella. Finalmente vocaciones pueden haber variadas, una de las de mi mamá si duda alguna fue ejercer su maternidad al máximo y afortunadísimamente para mi hermano y para mí, nos tocó caer en sus manos.
Me encontré el audio de De Puntitas, un programa conducido por Emilio Ebergenyi que se transmitió por Radio Educación hace mucho años ya, cuando suservilleta estaba chica. Mi mamá nos despertaba con él, así que cada mañana en vez de escuchar una alarma, lo primero que oía era esto:
Me recordó a mi mamá obviamente, y aunque el fin de esta (ahem, cursilina) entrada era únicamente compartir la entrada de De Puntitas, no pude evitar llevarlo al campo de mi Amacita de Maíz:
Una gran mamá.
.. a quien quiero muchotote.
P.D. Ya entrados en la onda nostálgica, he de decir que me encantaba que aún pidieran que les ESCIBIERAN cartas en los programas. Todo bonito con el Correo Postal.
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