Ha caído a mis manos un artículo de Neuropsicología que habla sobre las herramientas cognitivas que se ponen en marcha para mantener intacto en lo posible, la identidad, el sentido del yo, de la personalidad o del ser en casos de amnesia retrógrada focal (en la que no hay recuerdo del período anterior al trauma).
La mayoría de las teorías plantean que los ladrillos sobre los que se construye el yo es la memoria autobiográfica, los hechos concatenados que nos llevaron al punto en el que nos hallamos ahora.
Sin embargo, lo que proponen en esta serie de investigaciones es que la identidad personal no está basada únicamente en los recuerdos biográficos, sino en el conocimiento de hechos sobre el mundo, que aunque parezcan estar indefectiblemente juntos, no lo están. De ahí la diferencia entre memoria semántica (la de hechos que conocemos del mundo), que se mantiene intacta en estos pacientes, y episódica (eventos que recordamos de nuestra vida), y que está particularmente afectada en estos casos.
Notablemente, y para mi sorpresa, lo que demuestran es que uno puede seguir sabiendo quién es ese Uno aún sin recuerdos de su vida. Sin embargo, al perder referentes universales, como en el caso de pérdida de memoria producto del Alzheimer por ejemplo, la identidad se va mermando significativamente.
Entre las muchas pruebas que utilizan para evaluar el grado de alteración en la memoria y específicamente en la identidad, está la coquetamente denominada IAM task (IAMt). Dicha prueba consiste en solicitarles a los pacientes que determinen cuatro periodos en su vida de acuerdo a los cuales hayan podido definirse. Por ejemplo, cuando se es niño y asistía a clases de piano (a regañadientes, como en mi caso), o en la adolescencia cuando se aprendió a manejar, en la juventud temprana, cuando obtuvo el primer trabajo o cuando nació el primer hijo. A partir de esos momentos se supone que el ser se redefine y por tanto se consolida la identidad. Posteriormente les piden que hagan frases de recuerdos asociados a cada momento en presente: Yo soy pianista, Yo soy conductor, Yo soy padre, etc. Lo anterior para poder evaluar el grado de recuerdos asociados a esos periodos definitorios del ser.
Como era de esperarse, alrededor de dichos periodos se acumulan los recuerdos trascendentales en la vida, lo que, según los autores, indica que los recuerdos autobiográficos colaboran en la formación de la identidad propia, aunque podría ser en forma inversa, que la “marca” de la formación de la identidad refuerce los recuerdos circundantes.
Notablemente, y a pesar de hallarse variaciones en la mayoría de las edades “marca”, se observó que una edad crítica para el surgimiento del ser tanto en los pacientes amnésicos como en los sujetos sanos es…. chanchanchan.. entre 26 y los 30 años... ahem, la edad de suservilleta. Entre los 26 y los 30 años uno es.. lo que sea.. pero Uno Es.. La otra viene mucho después, a los 54 años, más menos muchos años. En estas edades, según la IAMt, uno marca su vida como algo, la define claramente (en lo posible) y en muchos casos por primera vez. Entiendo lo arbitrario que puede sonar una aseveración de esta naturaleza, el tenerse que definir a tal o cual edad; sin embargo, a la luz de una posible falta de recuerdo, resulta indispensable tener el conocimiento básico de qué determina mi vida, quién soy yo hasta este momento, y, al parecer, esos determinantes se forjan a través de recuerdos sí, pero también del contraste con lo que se sabe no se es.
Yo Soy Estudiante, Yo Soy Esposo, Yo Soy Hijo, Yo Soy Amante, Yo Soy Escultor, Yo Soy Alguien, Yo Soy Yo.
Además del quién soy, otro elemento que en estos pacientes se mantiene hasta cierto punto intacto es el cómo soy. Si bien no recuerdan los eventos que llevaron a ser de tal o cual manera (e.g. temerario, tímido, amoroso, trabajador, activo, etc.), saben con certeza cuáles son los rasgos que lo caracterizan, particularmente los emocionales, as expected (by me).
De esta forma el yo se hace de las herramientas a su disposición y se mantiene a costa de muchas limitaciones.
En mi caso, a mis 28 años, 6 meses y 27 días, aunque me falta la perspectiva de los años para saber si ésta edad será o no mi marca, y a pesar de que las incertidumbres me acosan tal vez como nunca antes, puedo decir a ciencia cierta que tengo cinco, tal vez seis aseveraciones en mi vida, que me han hecho quien soy Yo, y que sé me serían de mucha ayuda en caso de urgencia mnémica..
First and foremost: No me gusta el reggaetón ;-)
A veces.
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A veces, cuando me duermo tarde como hoy, abrazo a mi esposa por la barriga
y mi bebé me patea la mano. Me siente. Sabe que yo estoy ahí, y yo sé que
él es...
Hace 4 años
ooorale! Pues no es mi area pero suena bastánte lógico y hasta zen en el sentido de que para conocer lo que si es algo (somos) hay que conocer y tener bien claro lo que no es (somos).
ResponderEliminarY alomejor estoy leyendo mucho entre lineas pero esto confirmaria a nivel scientífico lo que a nivel filosófico se ha venido diciendo ya por mucho tiempo pero que no nos quiere terminar de entrar en nuestras cabecitas; que somos una unidad y si muy plural y multifacética pero de la cual participamos y que por ende al conocer no hacemos mas que conocer-nos.