Pues he decidido hacer mi huerto y mi jardín, o mi jardín y mi huerto. Veo que además de ser una forma totalmente saludable de sub(limar) asperezas, estoy totalmente hip, al entrarle en la onda de los green roofs, aunque la cosa es que quiero tener mi espacio verde. Quiero sembrar y cosechar-lo propio. Y es que ahora veo que hay muchas decisiones que tomar: que si quiero ser orgánica o inorgánica, vertical u horizontal, que si quiero luz sur-norte o poniente-oriente, que si quiero riego automático o manual.... posnosé. Yo mientras le entro a la horticultura. En primaria estuve en ese taller, curiosamente, nada curioso, es de las pocas cosas en que recuerdo no recordar nada... de plano me abstraía, me perdía y me blanqueaba. Sembré los cotizados jitomates, planté hierbabuena, menta y una gardenia y todo se dió. Luego los dejé ahí y seguro ya son parte del pleistoceno del Albatros. En fin, vuelvo a mis verdes parajes a ver qué me hallo. Cuando tenga una selva que hunda mi casa, recordaré este día como el de mis verdosos pininos en los clorofílicos menesteres. Por lo pronto un hueledenoche rebelde que más bien hueleymuchodetarde, una Eugenia mustia, un limón limonero, un jazmín y dos ananosequés dan comienzo a mi lugar zen, a mi jardín ni tan secreto y a mi huerto personal.
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