Mi lugar me trabajo me choca por muchas cosas: porque me queda re, RE lejos, porque el rumbo es medio que muy insecuro, porque hace mucho calor y hay mucho tráfico afuera casi todo el tiempo. Del ambiente también hay sus bemoles. La peor: la burrocracia-su-lechuguita... la leeenta, estúpida y tres veces absurda burrocracia. Sin embargo este centro laboral también tiene sus pros muy pros (aparte de la gente y el objeto de trabajo per se), e.g.: lo accesible para llegar, lo chulo del camino que me toca para arrivar al mismo, los servicios con que cuenta, tener cama 24/7, así si me quiero echar un coyote a la hora que sea lo puedo aplicar.. (aunque absurdamente rara vez lo haga en horales laborales normales) y sobre todo, sus jardines. Sé que no son los jardines más grandes y monitos que haya visto, mucho menos los más frondosos, pero tienen un tono de verde que me encanta. Todas las mañanas tengo el privilegio de pisar el pasto y oler la tierra húmeda, y por las tardes (en tiempos de hojarasca-vasca), puedo pisotiar las hojas, un placer que sin duda se agradece. Igualmenente, en las noches (cuando debería estar checando el EEG) uno puede tumbarse en los pastos y ver el cielo, con la certeza de que está sobre un pasto 100 % libre de cake de perro o de inmundicias semejantes.
Y en éstas épocas, además de todo, se pueden ver los árboles de jacarandas florecer, y un poquitito después desflorarse, con lo que el piso se tapiza de morado, lila o el color que sea...
de lo que me gusta de mi lugar de trabajo es precismanente días o tardes como estas...
A veces.
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A veces, cuando me duermo tarde como hoy, abrazo a mi esposa por la barriga
y mi bebé me patea la mano. Me siente. Sabe que yo estoy ahí, y yo sé que
él es...
Hace 4 años
El detalle libre de inmundicia variada y surtida es lo que me hace poner cara de que-rete-a-gusto ha de ser tumbarse en tus pastizales...
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