Jean Cusset, ateo con excepción de las veces que oye un disco de Mahalia Jackson, dió un sorbo a su martini -con dos aceitunas, como siempre-, y siguió hablando.
-Tengo mis dudas acerca de los llamados pecados capitales. Atrás de cada una de esas culpas consideradas graves hay un intenso acto de adoración a Dios. ¿Es gula tomar un durazno de piel de terciopelo y hundir en él los dientes, y dejar que salte el jugo como gozoso río que nos baja por los labios y por el pecho? ¿Es lujuria llenarse el hueco de las manos con la belleza, buscar con el tacto los misterios de la vida que residen en la mujer, en cualquier mujer? ¿Es pereza mirar pasar las nubes? ¿Es soberbia sentir que después de todo quizás sea verdad que el hombre es semejanza e imagen de Dios? Hay pecados que son en verdad graves: no amar a los niños; no haber acariciado nunca a un perro; no cantar una canción; no haberle dicho a alguien "Te amo"; no haberse embriagado con un amigo bueno...
Eso dijo Jean Cusset, ateo fervoroso. Y luego pidió otro martini. Con dos aceitunas, como siempre.
A veces.
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A veces, cuando me duermo tarde como hoy, abrazo a mi esposa por la barriga
y mi bebé me patea la mano. Me siente. Sabe que yo estoy ahí, y yo sé que
él es...
Hace 4 años
Es mi ateo favorito, en definitiva. Y en tal caso, soy una ferviente adoradora de la Divinidad (cosa que es tan cierta).
ResponderEliminarLo mejor es cometer los 10 pecados capitales como maximo mas de 4 veces cada uno.. Cuando ya pasas esa barrera, significa que te estas tranformando en un adorable, desafiante y resistido hereje
ResponderEliminarUn besoO!