Me estoy teniendo que adaptar a muchos cambios propios de un cambio de casa. Además de los logísticos, como las nuevas rutas y horas pico, los nuevos vecinos y sus respectivas mañas, los extrañísimos sonidos de un edificio viejo, la luz en las distintas horas del día y muchos más que no me acuerdo ahorita, algo que me está llamando la atención es el cambio en los "lugares" de mis sueños.
Como ya había mencionado antes, en mis sueños (y por lo que veo en los de la gran mayoría) hay ciertos sitios que frecuentamos más o menos de acuerdo a la historia propia. Son zonas o mundos que dan un cierto aire de conocidos, aunque no caen en el nunca bien ponderado sueño recurrente. Son sólo rumbos que nos refieren a ambientes previamente visitados en los sueños. Pues bien, ahora que ya no estoy durmiendo en el mismo sitio en que plácidamente dormí por 28 añotes, veo que muchos de esos sistios están cambiando. Estoy visitando unos que hacía mucho no veía y están saliendo unos nuevos. Como vanidosamente soy mi musa y objeto de investigación inicial, este hecho, junto con este artículo, me están poniendo a pensar (cosa que se agradece). Y se me ocurre: ¿hasta qué punto lo que soñamos está como ya es bien sabido determinado por las demandas diarias, por los deseos manifiestos y los no tanto, y hasta qué otro punto, por el ambiente en que se está dormido? obviamente ambos está intrínsecamente asociados, tanto, que resulta difícil, que no imposible delimitar la influencia de uno y de otro. Pero surgen más preguntas: ¿si la presión o demanda emocional, cognitiva, física es tal, soñaríamos lo mismo sin importar el lugar donde durmiéramos o bien, ¿el lugar está determinando el contenido onírico que se nos presentará durante la noche?. O la aburrida opción c) que ambos estén aportando su parte para el guión, localización, y emoción pertinente.
Creo que, as usual, me voy por la opción mediadora: entre ambos se van chiquiteando la cosa. Aunque a menos que el sitio sea francamente novedoso, amenazante, excitante, etc., osease estresor, pienso que "el guión" de los sueños se puede ir formando a lo largo del día (semana, mes, del tiempo pues) y que el elemento del lugar, a menos que resalte en alguna de las formas ya mencionadas, es incorporado al sueño, pero no como elemento crucial. Lo crucial, según yo, son los requisitos emocionales, cognitivos y biológicos.. osease cosa de nada.
Así que conforme uno vaya asimilando los cambios físicos, como en mi caso actual, los sueños intentarán coadyuvar tal vez metiendo elementos del nuevo ambiente, haciendo escenarios probables que promuevan la adaptación.
Sí, es una teoría bien mezcladora de todo, pero es un bosquejo... ya la iré puliendo.
Jeje, pensé en tus place cells cantando "derecha, puerta; izquierda, ventana" :P
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