Últimamente mi trabajo se concretó a cazar sueños ajenos en personas muy diferentes. Si bien esto es parte de lo que siempre he hecho, en estas fechas se delimitó más a la observación y análisis sólo de los sueños, he escuchado un sinnúmero de narraciones de sueños, desde los más mundanos a los más extraños, comprometedores y sorprendentes. Por tanto, mis "experiencias oníricas ajenas" han aumentado significativamente.
Una parte de mi trabajo (práctico) se limita a observar los elegantemente llamados, patrones electrográficos y calcular cuándo y cómo es el mejor momento para despertar a las personas justo cuando estén soñando, no muy temprano, para dar tiempo a que se consolide la ensoñación, ni muy tarde, cuando ya no se recuerde. He de decir, que, a fuerza de mucho tiempo, muchos desvelos y muchísimos errores más (y aunque suene presuntuoso) me he vuelto muy buena en mi trabajo, ya que a diferencia de lo que se cree, no por el simple hecho de estar en fase REM una persona está soñando. Tampoco es justamente cuando se presentan los movimientos oculares rápidos, ni cuando estos disminuyen forzosamente. Es un conjunto de fenómenos: "algo" cambia en el registro cuando uno sueña, sólo es cosa de tener paciencia y llegar en el momento apropiado.
Esta noche termino la parte práctica del inciso 1.1.I-A-a-prima de este (enooorme) estudio en el que tuve a bien embarcarme, y a modo de agradecimiento a todos los que ayudaron al mismo, quiero resumir algunos de los hallazgos clínicos que hemos tenido en los nunca bien ponderados "sujetos sanos, control y/o voluntarios". De aquí en adelante espero sumergirme en las profundidades de las seductoras patologías, pero antes de hacerlo, escribo mis experiencias en la práctica de la observación guiada de los sueños ajenos en personas ni tan comunes ni tan corrientes, pero eso sí, con altísima validez ecológica, enormemente representativos y con alta tasa de predicción (por si algún juez de Journal se dignara a leer esto ;-). Nótese que con esto no pretendo detallar ninguna novedad ante los ojos expertos, sólo chismear a modo de bitácora pública sobre unas poquísimas cosas que he visto en mis múltiples despertares del dormir. Todo esto se podrá hallar escrito muy correctamente en los muchos estudios de despertares experimentales que otros masoquistas e insomnes estudiosos del sueño como yoni han tenido a bien publicar tiempo ha. Pero esto viene como quien dice de mi puño y letra times new roman.
Los sueños son más precisos de lo que creemos: Me impresiona la cantidad de detalle que guardan las personas acerca de un sueño "fresco" a diferencia de uno ya procesado por los mecanismos de vigilia. Las personas sueñan muchísimo a cada noche, viven vidas paralelas de las cuales se tiene un vaguísimo recuerdo al despertar. No obstante, si se despierta "en caliente" se accede a un mundo de detalles de todas las modalidades sensoriales creados internamente por el cerebro. Aunque todo este detalle se pierda en la noche de los tiempos. Sin embargo, a pesar de esto, por la mañana se observa el efecto que los sueños tuvieron, las personas frecuentemente reportan mejoría en su estado de ánimo, resuelven problemas o simplemente se sienten menos atribuladas. Su sueño es un ayudante mudo (en vigilia), un vigilante que se encarga de restaurar, regenerar, y preparar para el día siguiente, todas y cada una de las noches, en la vida de una persona.
Los sueños cotidianos de las primeras partes de la noche no son tan bizarros como creemos. Probablemente los sueños más extraños de los que se tenga memoria resaltaron y permanecieron en el recuerdo precisamente por su divergencia con la realidad y por un efecto de recencia, sin embargo, los sueños son más cercanos a nuestra vigilia de lo que pensamos, aunque éstos se olviden. Lo cual me lleva a mi siguiente punto:
Los sueños cambian a lo largo de noche. Los sueños se vuelven más aberrantes en las últimas partes de la noche a diferencia de los de la primera parte (nótese, en sujetos sanos). Los primeros sueños podría decirse que son una especie de escenarios tentativos, donde uno "ensaya" los retos o acciones de la vigilia venidera, o procesa lo asimilado de la anterior, mientras que en los últimos hay una mayor carga afectiva y un mayor desfogue emocional, junto con contenidos más extraños, aventureros e ilógicos (un punto más a favor de la importancia de dormir lo suficiente).
Los sueños en su mayoría son sociales. Al menos durante el sueño REM soñamos con más gente y de forma más activa, mientras que en sueño de ondas lentas (SWS), nos soñamos solos y de maneras más contemplativas.
En los sueños hay misiones. Planes que hacer, objetivos y metas por cumplir aunque raramente nos cuestionemos quién o qué las encarga. Soñamos a colores, blanco y negro y con filtros (de luz, no de censura). Los sueños, aparentemente, no son tan cortos como se creía (se decía que en segundos, más bien son minutos).
Los sueños necesitan tiempo para asimilarse. Si uno despierta justo cuando se está soñando, lo más seguro es que se pierda el sentido del mismo, esto abre la puerta a un mundo de posibilidades: una, que dentro del sueño se esté teniendo un sentido propio, que difiera del sentido y lógica que tenemos en vigilia, y el otro que durante el soñar no haya sentido alguno, que no se requiera, y que sólo al despertar uno le de lógica y planeación al sueño.
Finalmente he de mencionar que condiciones sanas, todos soñamos todas y cada una de las noches, tengamos o no recuerdo de ello.
Por cuursi que suene, de verdad agradezco el haber podido atestiguar una pequeñísima parte de la vida de muchos sujetos que amablemente me han dejado entrar en su mundo onírico y a todos quienes nos han ayudado en la titánica tarea de acercarnos (aunque sea un pelín) a comprender el cómo, por qué y para qué soñamos.
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